Mientras interpreta al Emperador Enrique IV de Alemania en el carnaval, un aristócrata italiano del siglo XX sufre la caída de su caballo, lo que le provoca quedar fijado en esa personalidad. Luego de veinte años, un grupo de amigos, acompañados por un psiquiatra, se presentan en la residencia en la que Enrique IV sigue representando, con el vestuario, la escenografía y los personajes de esa época, su comedia de glorias y humillaciones. El propósito es intentar una curación mediante un shock en la conciencia y en la memoria del enfermo.
La búsqueda de la identidad perdida fue uno de los temas que obsesionó a Luigi Pirandello: para el dramaturgo siciliano, la personalidad del hombre es una construcción ficticia, una sucesión de máscaras que lo ocultan a lo largo de toda la vida. Enrique IV se esconde tras una historia del pasado, una realidad simulada que lo releva de vivir –y tener que enfrentar– las contingencias de su propia vida.
Esta versión de Enrique IV de Luigi Pirandello se estrenó en 2005 en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín con la dirección de Rubén Szuchmacher y un elenco encabezado por Alfredo Alcón y Elena Tasisto, acompañados por Analía Couceyro, Osvaldo Bonet, Roberto Castro, Pablo Messiez y Horacio Peña, entre otros. Más allá de la extraordinaria repercusión de público y los premios que obtuvo por entonces, Enrique IV figura sin dudas entre los espectáculos emblemáticos del Teatro San Martín, además, porque reúne al binomio Alcón-Tasisto, dos figuras tan queridas como significativas para la Institución.